El 14 de junio se celebra el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas, se hace desde al año 2014. Ese mismo día del año 1936 se constituyó la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), quién desde entonces impulsa una lengua de signos propia que permita la comunicación entre todas las personas.
La apuesta de las entidades de personas sordas en nuestro país viene siendo la consideración de “lengua oficial” a la lengua de signos española y catalana. Si bien la accesibilidad universal es un deber de todos los estados para con las personas con distintas capacidades que conforman la ciudadanía, la CNSE pretende llevar la lengua de signos más allá, hacia la perspectiva de los derechos lingüísticos. Busca que la comunicación mediante lengua de signos no sea un mero apoyo comunicativo si no una lengua más, con todo lo que conlleva su reconocimiento para la exigencia de su uso por parte de las personas sordas.
Cuanto mayor sea el conocimiento de estas lenguas y de su trascendencia para muchas personas sordas y sordociegas, con más facilidad se adoptarán actitudes de tolerancia y empatía entre la ciudadanía. La declaración de este día promoverá el reconocimiento ciudadano a estas lenguas y servirá además, para llamar la atención del conjunto de la sociedad sobre nuestro colectivo.
En España más de 400.000 utilizan la lengua de signos como medio de comunicación, de más de un millón de personas sordas. La ratio de intérpretes es de 1 por cada 147 personas sordas, frente a 1-10 en otros países europeos. En este caso, no facilitar la comunicación en lengua de signos significa quebrar la condición de ciudadanía de personas sordas que no han podido elegir su situación. Pensemos en cuántas situaciones podemos enfrentarnos diariamente que excedan el ámbito familiar, asistencia médica, operaciones bancarias, renovar el DNI o consultar algo en Hacienda, son cuestiones que se vuelven imposibles para cualquier compatriota con sordera.
Sin duda, señalar un día para la lengua de signos permite traer al debate las necesidades de un colectivo amplio para que puedan convertirse en derechos reconocidos. Por un país accesible, sin barreras y con ciudadanía plenas.